domingo, 21 de noviembre de 2010

Se trata de un cambio imprevisto, no premeditado.

De pronto la Utopía se insinúa peligrosamente como un sustituto competente a la realidad, y la balanza se decanta favorable a ella.

El consciente adopta forma de pesadilla continua, el inconsciente se asemeja demasiado a una visión real y mejorada de todo aquello que, fuera de las paredes de cristal en las que te has exiliado voluntariamente, contemplas. Estás cerca, muy cerca de que todo aquél mundo invada tu burbuja de cristal, pero no lo aceptas como una verdad inminente y mucho menos importante.

Te imagino ahí, pegado al cristal, contemplando cómo ese otro ente sufre todo lo que tú no. Y de repente algo hace que tu burbuja se resquebraje poco a poco... Tiemblas de miedo...

No, eso no puede estar sucediendo... ¿Quién es? ¿Por qué cree que puede venir y contarte mentiras de un mundo en el que todo puede estar mejor? Rechazale, échale fuera de tu vida. No dejes que reviente mi burbuja. Me gusta verte sufrir, mientras yo me hallo aquí. A ti te gusta sufrir, lo sé, en el fondo eres masoquista... y quieres ayudar a mantenerme a salvo.


Te miente te dice mentiras. Éso no está sucediendo... No te duele, tú eres fuerte. Tu vida está bien, la suya es irreal. Sálvame, no dejes que la oscuridad me engulla. No sonrías, acéptalo. Acepta que tu destino está al lado mío, que vives por mi y para mí...

Y tocas fondo...

Te sumerges en la frialdad de un océano de oscuridad...

No es otro quien sufre, eres tú, y te duele. Te gusta que duela y ésa es la razón por la cual mirabas a través del cristal. Te hace daño saber que no es esa una buena alternativa y las cosas empiezan a tomar sentido...

Aún no lo superas, pero te ayudaré a que eso cambie.

Sé que te gusta que duela, eso te hace sentir fuerte... Pero se acabó...

Empecemos desde donde todo termina, que es el punto en el que Utopía se cree digna de ser llamada realidad.